Un año después: nuestra experiencia como familia acogedora
- Elena Soldado Llamas
- 6 dic 2024
- 3 Min. de lectura
Hace justo un año, nuestras vidas cambiaron por completo: nos convertimos en familia acogedora. Esta era ya una fecha especial para nosotros, porque es el cumpleaños de mi marido, y ahora es aún más epecial porque celebramos nuestro primer aniversario de acogimiento. Y por ello quiero compartir cómo ha sido este primer año, lleno de aprendizajes, retos y momentos que nos han cambiado profundamente.
Sin embargo, quiero empezar siendo honesta: no todas las niñas y niños en acogimiento familiar quieren celebrar este tipo de aniversarios. Para muchos, esta fecha también simboliza la separación de sus familias de origen, con todo lo que eso conlleva. En este caso, nuestra peque ha pasado por momentos en los que quería celebrarlo y momentos en los que no. Es importante respetar sus tiempos y sus elecciones. Así, después de reflexionar, decidió que quería festejarlo, y eso hace que esta celebración sea aún más significativa.
Este primer año ha sido un camino lleno de retos y aprendizajes, pero sobre todo de amor y momentos que nos transforman cada día. Nuestra niña sigue enfrentando sus miedos y pesadillas, pero también hemos visto grandes avances. Poco a poco se siente más segura, va teniendo cada vez más claro que no le va a faltar nuestro cariño y empieza a confiar en que esta es su casa.
Una familia que crece y aprende junta
No ha sido un proceso solo para ella, toda la familia está creciendo. Aunque mis tres hijos biológicos ya son adultos jóvenes, este proceso también ha sido un desafío para ellos. En ocasiones les cuesta comprender algunas cosas que ocurren en el acogimiento, como la intensidad de las emociones de su hermana menor o los límites que tenemos que respetar.
Sin embargo, no puedo estar más orgullosa de ellos. Cada uno, a su manera, está haciendo todo lo posible para que la peque se sienta bien en casa. Colaboran, se esfuerzan y, aunque no siempre es fácil, están aprendiendo junto a nosotros qué significa formar parte de una familia acogedora.
Lo que no se dice, se muestra
Uno de los mayores aprendizajes de este año ha sido entender que las emociones de las niñas y los niños muchas veces se expresan a través de sus conductas, más que de sus palabras. No siempre es fácil interpretar lo que nos están diciendo con un berrinche, una actitud desafiante o incluso con una risa desbordada en un momento inesperado.
En lugar de reaccionar, intentamos detenernos, observar y preguntarnos: ¿Qué necesita en este momento? ¿Qué nos está diciendo con esta actitud? No siempre acertamos, pero cada día somos un poco mejores en este proceso de "escuchar con los ojos".
Lecciones de este primer año
La paciencia no tiene prisa: El tiempo que necesita cada niño o niña para sanar y confiar no se mide en semanas o meses. Es un proceso continuo, y nosotros también nos estamos adaptando junto a ella.
El amor no borra las heridas, pero ayuda a sanarlas: Los gestos cotidianos —un "buenas noches" sincero, un plato favorito, una mirada de orgullo— son los que poco a poco van construyendo seguridad y conexión.
La red de apoyo es vital: No podríamos haber llegado hasta aquí sin el respaldo de nuestra familia extensa, nuestra técnica y otras profesionales y personas cercanas que nos han acompañado.
Ser doula me ha permitido ver el acogimiento como una forma única de maternidad. Es una maternidad que se construye desde la escucha y el respeto, y donde el pasado de la criatura se abraza sin intentar borrarlo. Este rol también me ha ayudado a ser más consciente de mis propias emociones y a cuidar mi bienestar para estar presente en cada paso del camino.
Si lo estás considerando...
Si estás planteándote ser familia acogedora, quiero decirte que las dudas son normales, y no tienes que tener todas las respuestas antes de dar el primer paso. Lo importante es tener el deseo sincero de acompañar y amar.
En futuras publicaciones, hablaré más sobre los retos y las alegrías de este camino, y también de cómo la figura de una doula puede ser un apoyo clave en el proceso.
Gracias por leerme, y sobre todo, por interesarte en un acto tan transformador como el acogimiento familiar.

Comentarios