14 de junio, Día Mundial de Tejer en Público. Hacer punto también es autocuidado
- Elena Soldado Llamas
- 13 jun
- 2 Min. de lectura
Vivimos en piloto automático, atrapadas en el ruido, las prisas, las listas infinitas. La mente no para y el cuerpo se agota. Pero hacer una pausa también es cuidarse.
Desde febrero, me reservo un ratito a la semana para aprender punto circular en La Menina Tejedora, una tienda preciosa que ofrece lanas, talleres y esos espacios cálidos que invitan a respirar. Tejí mi primer cuello con sus clases, y ahora voy por una camiseta. Pero lo más valioso no está en el resultado, sino en el proceso.
Tejer es un hobby creativo, sí, pero también puede ser una práctica de bienestar emocional. Como pintar mandalas, hacer macramé, bordar o cuidar plantas, es una actividad que favorece la concentración, regula el estrés y permite bajar el ritmo. Es una forma de autocuidado sencilla, accesible y muy poderosa.
En cada punto repetido hay algo que calma. Esa cadencia suave del hilo y las agujas puede llevarte a un estado muy similar al de la meditación o el mindfulness: atención plena, respiración tranquila, y una conexión más amable contigo misma. Eso es lo que propone el movimiento slow life: salir del modo “urgente” y recuperar un ritmo más sostenible, más humano.
Y si lo haces en compañía, en esas “tejequedadas” donde se mezcla la lana con las risas, el beneficio es doble. El encuentro también es medicina. Mañana, 14 de junio, ese encuentro será aún más especial. En la Plaza de la Juventud de Alcalá de Henares, con La Menina Tejedora, de 10:00 a 14:00. ¿Te apuntas?
No todo autocuidado es yoga y baños de espuma. A veces es un ovillo de lana, un grupo de mujeres y el permiso de parar.
¿Qué estrategias de autocuidado utilizas tú para salir de la rueda del hámster y reconectar contigo misma?

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