Caminar sin mapa: lupus, juventud y acompañamiento con ternura
- Elena Soldado Llamas
- 10 may
- 1 Min. de lectura
El 10 de mayo es el Día Mundial del Lupus. Y en casa, hace poco celebramos el cumpleaños de mi hija mayor.
Ella convive con lupus desde hace años. Una enfermedad crónica e invisible que vino a trastocar planes, ritmos y certezas. Desde entonces, ha aprendido —y nos ha enseñado— a vivir en modo “exploración”. A veces se siente fuerte, creativa, imparable. A veces se siente cansada, perdida o triste. Y ambas cosas son válidas.
Desde Ludo y Sofía quiero compartir que no hace falta tener todo claro para estar en camino. Que buscar también es construir. Que tener una enfermedad crónica no borra las posibilidades, pero sí pide otros ritmos, otros apoyos, otras formas de mirar la vida.
Acompañar procesos vitales —cuando la salud, el cuerpo o el ánimo se ponen difíciles— no es ofrecer soluciones mágicas. Es estar. Escuchar. Reírse si hace falta. Hacer sitio a lo que duele y también a lo que inspira.
Hoy celebro a mi hija. Su fuerza, su humor, su capacidad de seguir buscando. Y agradezco cada paso compartido en este viaje que no siempre tiene mapa, pero sí mucho sentido.
Si tú también vives con lupus, con una enfermedad crónica, o acompañas a alguien que lo hace… gracias por existir.

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