La gran pregunta: ¿Por qué necesitamos el 8M?

—¿Y por qué hay un Día de la Mujer, pero no hay un Día del Hombre? —pregunta Ludo mientras caminan juntos por la aldea.

Sofía frena en seco y lo mira con una ceja levantada.

—¿Tú qué crees?

Ludo se encoge de hombros.

—Pues… porque hubo un tiempo en el que las mujeres no tenían derechos y ahora es para recordar lo que se ha conseguido, ¿no?

—No solo recordar, también para seguir avanzando. Porque muchas cosas han cambiado, pero otras siguen igual o casi igual.

—Pero si ahora las chicas pueden hacer lo que quieran…

Sofía cruza los brazos.

—¿Seguro? ¿Cuántas presidentas de países conoces? ¿Cuántas científicas te suenan? ¿Cuántas chicas en tu clase dicen que quieren ser ingenieras?

Ludo se queda pensando.

—Eh… bueno, hay algunas.

—Sí, pero son pocas, y no porque no valen. Es porque seguimos viendo algunas cosas como “de chicos” y otras como “de chicas”. ¿Has oído alguna vez a alguien decir “eso no es cosa de niñas” o “pareces una niña” como un insulto?

Ludo asiente despacio.

—Sí…

Sigue caminando en silencio un rato, hasta que Ludo dice, con el ceño fruncido:

—Es curioso… También hay cosas que se esperan de los chicos y que a veces pesan un montón.

Sofía lo mira con interés.

—¿Cómo qué?

—No sé… Que tengamos que hacernos los duros todo el rato, o que parezca que si pedimos ayuda es como si fuéramos menos…

Sofía lo observa con atención.

—Tienes razón. Pero ¿sabes qué? Si rompemos con esas ideas de lo que "debe" ser una chica o un chico, al final todo el mundo sale ganando.

Ludo sonríe.

—Entonces, mejor me lo apunto en el calendario.

Sofía le da un codazo amistoso y sigue caminando.